En la época en la que vivimos es muy importante (puede que más que nunca) mantener una buena salud cardiovascular, y por tanto un corazón sano y fuerte.
Hace poco mi compañero Carlos nos habló de algunos consejos para mantener sano nuestro cerebro, otro órgano muy importante. Hoy pasaremos a otro de los órganos vitales y sus necesidades de cuidado: El corazón.
1. Mantén a raya tus emociones
Parece lógico, pero por si acaso un estudio a cargo de la Universidad de Málaga (España) y publicado en la Revista Española de Cardiología
lo confirma. Las emociones forman parte de nuestro día a día, y algunos
las manejamos mejor que otros. Pero, según este estudio, si
somos capaces de poner en marcha estrategias para manejar las
situaciones emocionales especialmente intensas, contribuiremos a un
mejor funcionamiento y adaptación de nuestro corazón delante de los obstáculos diarios.
No se trata de evitar dichas emociones, sino de saber convivir con ellas sin que nos superen.
2. Sé alegre y optimista
Relacionándolo con el punto anterior, parece ser que la alegría y el optimismo juegan un papel igual de importante en nuestra salud mental como en nuestra salud cardiovascular.
Como bien sabéis, la felicidad no es un estado constante, sino que
tiene sus momentos. Eso sí, si tratamos de llevar nuestra vida con más
alegría y optimismo contribuiremos a reducir nuestra probabilidad de
sufrir un infarto entre un 33% y un 50%, que ahí es nada.
Tales afirmaciones proceden de una
investigación llevada a cabo por el Johns Hopkins Hospital de Estados
Unidos y publicada en la revista American Journal of Cardiology tras analizar hasta 1.500 voluntarios.
3. Reduce la toma de analgésicos (siempre que sea posible)
No exagero al afirmar que tomamos analgésicos en exceso. Por un leve dolor de cabeza enseguida tiramos de Ibuprofeno, y si somos demasiado tolerantes ya vamos a por otros como el diclofenaco (más conocido como Voltaren ®) o dexketoprofeno (de la familia del ibuprofeno). Pero este abuso tiene un precio, y es que según un estudio publicado en la revista The Lancet a cargo de la Universidad de Oxford, el consumo excesivo de analgésicos puede aumentar levemente el riesgo de producir problemas cardíacos.
Pero lo peligroso es que este “aumento leve”
se acentúa si se sufre obesidad o se es fumador, por lo que lo mejor es
no tentar a la suerte y ser cautos. En resumen, no abusar.
4. No seas impaciente
Podemos decir claramente que la impaciencia mata. Y no solo porque podemos tener un accidente al volante por querer ir demasiado rápido, sino porque según afirman desde la Universidad Pace (Nueva York), la impaciencia causa ansiedad y hostilidad, nos mantiene ansiosos, en tensión, afectando al sueño y descanso.
Y la cosa no acaba ahí, sino que hay
personas predispuestas a la impaciencia, llamados individuos tipo A,
los cuales tienen hormonas como el cortisol y la adrenalina elevadas
constantemente (cuando solo deberían estar así en situaciones de
estrés, y no de forma permanente). El estudio que lo demuestra se
publicó en el Journal of the American Medical Association.
5. Cómprate una mascota
Y si es un perro, mucho mejor. Yo por ejemplo tengo dos. Al menos así se desprende de una revisión de varios estudios a cargo de los investigadores del Colegio Baylor de Medicina de Houston (Texas), los cuales afirman que tener una mascota, y mejor si es un perro, reduce el riesgo de padecer una enfermedad coronaria.
6. Duerme bien
Aunque si lo pensáis bien,
dormir bien y las horas necesarias es bueno para casi todo, para el
corazón también. Lo que no tendriais tan claro es que dormir bien es tan bueno para el corazón como no fumar.
Así lo asegura un estudio publicado en la European Journal of Preventive Cardiology, donde comentan que dormir bien protege contra las enfermedades cardiovasculares, y además este efecto se potencia con un hábito de vida saludable.
7. Haz ejercicio
Puede que sea una obviedad, pero conviene recordarlo de cuando en cuando: Hacer
ejercicio físico de forma constante mejora nuestra salud cardiovascular
y nos reduce drásticamente la probabilidad de sufrir un infarto.
Sobre todo si el tipo de ejercicio es moderado, durante unos 30 minutos
al día de media (natación, bicicleta, correr a un ritmo moderado)
8. Toma una manzana al día y evita los alimentos crujientes o tostados
Yo tengo la mala suerte de que
no me gustan las manzanas, pero los alimentos tostados si, habrá que
replantearse muchas cosas. En primer lugar, un estudio llevado a cabo
por la Universidad de Oxford y publicado en el British Medical Journal afirma que consumir una manzana al día reduce la probabilidad de sufrir un infarto casi tanto como consumir estatinas (un medicamento prescrito para reducir el colesterol malo en determinados pacientes). OJO,
esto no significa que si se toman estatinas podemos dejarlas a cambio
de una manzana diaria, es una comparación para que veamos lo bien que
sienta a nuestro corazón esta fruta.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Illinois afirma que los alimentos crujientes o tostados son perjudiciales para nuestro corazón. Esto se debería a que los
métodos de cocción que crean la costra (o zona tostada) produce
productos de glicación o PGA, los cuales están asociados a la formación
de las placas de arteriosclerosis.
9. No te saltes el desayuno
Si eres de los que no tiene
tiempo ni para desayunar, además de replantearte la ansiedad que
provocará tu ritmo de vida, también deberías pensar seriamente lo de volver a desayunar.
Parece algo tonto, pero saltarse
el desayuno provoca un descenso de los niveles de glucosa en sangre
durante las mañanas, disminuyendo nuestro rendimiento y, a la larga,
aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares hasta en
un 27%. Al menos esos son los resultados de un estudio de 16 años de duración con más de 26.000 varones publicado en Circulation: Journal of the American Heart Association.
10. Intenta no trabajar por turnos
Por último, cabe hablar del
trabajo. Hay trabajos de todo tipo y para todos los gustos, con más o
menos estrés, pero parece ser que el hecho de trabajar por turnos es un
factor a tener en cuenta.
Según un meta-análisis publicado en la revista British Medical Journal, tras analizar hasta 34 estudios y dos millones de participantes, se detectó una asociación entre el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular con el hecho de trabajar por turnos (turnos nocturnos, mixtos, rotativos, irregulares…). Así que es posible que debáis intentar trabajar en un turno determinado, por salud, si es posible.