El desarrollo de este padecimiento impide una buena comunicación cerebral / Foto: Thinkstock
La EM resulta del daño en la mielina, capa protectora que envuelve las fibras nerviosas del sistema nervioso central (cerebro, médula espinal y nervios ópticos), impidiendo el funcionamiento normal de esas terminaciones nerviosas, que se encargan básicamente de la adecuada y rápida transmisión de los impulsos nerviosos. Entonces, el daño de la EM es principalmente en la mala comunicación de los mensajes que envía el cerebro a otras partes del cuerpo.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune —el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo— y también es crónica, inflamatoria y, en la mayoría de los casos, debilitante. Es una de las enfermedades neurológicas que afecta al cerebro, médula espinal, nervios y músculos, y que puede conducir a una severa discapacidad. Generalmente, surge en adultos jóvenes, entre los veinticinco y treinta años, y suele afectar principalmente a las mujeres.
Se tiene la hipótesis de que su origen puede ser ocasionado por la combinación de varios factores:
Se tiene la hipótesis de que su origen puede ser ocasionado por la combinación de varios factores:
Genéticos. Los parientes de primer grado (padre, madre, hermanos, hijos), de segundo (abuelo/nieto) y tercero (tío/sobrino) de los pacientes con EM corren mayor riesgo de sufrir la enfermedad.
Medioambientales. Se ha observado mayor número de casos en regiones con clima templado.
Inmunitario. Se sospecha que un virus o un antígeno (sustancia reconocida como amenaza por el sistema inmune), con similitud en su estructura molecular con la mielina, es el responsable de desencadenar una respuesta inmunitaria, por medio de los glóbulos blancos y otros elementos, que actuará en contra del propio sistema nervioso del cuerpo, atacando y destruyendo la mielina. Esto provoca, con el paso del tiempo, la aparición de lesiones de desmielinación y, posteriormente, cicatrices (placas) en distintos puntos del sistema nervioso.
Los síntomas
- Pérdida de la fuerza y de la sensibilidad
- Problemas del habla
- Sensación de hormigueo o adormecimiento (parestesias)
- Neuritis óptica (inflamación del nervio óptico que puede originar pérdida de visión parcial o completa)
- Visión doble (diplopía)
- Vértigo
- Descoordinación en el movimiento de las partes del cuerpo (ataxia) con pérdida del equilibrio
- Dolor corporal
- Espasmo musculares
- Parálisis
- Fatiga general
- Problemas del control urinario
- Depresión y ansiedad
La incapacidad suele ser progresiva, lenta y en ocasiones irreversible, sin embargo se presentan casos en lo que se puede observar cierta recuperación debido a que la conducción en lesiones recientes llega a mejorar.
Los tipos de EM
Benigna. Después de uno o dos ataques con recuperación completa, este tipo de EM no empeora con el tiempo y no presenta incapacidad permanente, se identifica cuando la incapacidad permanente es mínima, a los diez o quince años del comienzo de la enfermedad.
Con recaídas y remisiones. En este tipo de EM existen recaídas con ataques imprevisibles en los que aparecen nuevos síntomas, además de los que ya presentaba el paciente, o los ya existentes se agravan. Su duración es de días o meses y existe mejoría parcial e incluso total.
Progresiva secundaria. Cuando el grado de discapacidad persiste o empeora entre recaídas.
Progresiva primaria. Es menos frecuente y se da cuando se presenta un avance crónico (constante) sin periodos de remisión de los síntomas, sólo tiene mejorías pasajeras, desde que inicia la enfermedad.
El diagnóstico de la esclerosis múltiple puede resultar en ocasiones un tanto complicado y en muchos casos se requiere del conocimiento de neurólogos y equipo especializado para distinguirla de otras enfermedades. En caso de confirmar el diagnóstico de la enfermedad deben ofrecerse los tratamientos específicos según el tipo de EM.
En caso de tener dudas al respecto de esta enfermedad recuerda acudir a tu médico para que te ayude a despejarlas.