No tienes que ser un disciplinado budista o un fanático de la yoga kundalini para gozar de las mieles tangibles que la meditación puede compartirte. Lo cierto es que aun reducidas sesiones de esta milenaria práctica pueden dar a tu cuerpo beneficios importantes: de acuerdo con un estudio reciente que será publicado en la edición de Abril 2011 del Journal of Neuroscience, hasta un breve curso de técnicas de meditación puede ayudarte a reducir significativamente la presencia de dolor en tu cuerpo físico.
Durante el estudio los investigadores aplicaron leves quemaduras a quince personas en diferentes ocasiones, antes y después de que los voluntarios hubiesen participado en una sesión de meditación a lo largo de veinte minutos. El resultado fue que luego de meditar, los participantes calificaron exactamente el mismo estímulo de calor 57% menos incómodo y 40% menos intenso que durante las pruebas realizadas antes del ejercicio.
“Esto es bastante notable. La reducción en la escala del dolor fue sustancialmente mayor que en estudios similares utilizando píldoras de placebo, hipnosis e incluso algunos analgésicos”, afirmó el Dr. Fadel Zeidan, quien realiza una investigación post-dcotoral en la Wake Forest University School of Medicine, en Carolina del Norte.
Uno de los aspectos más relevantes del estudio es que si bien ya se había comprobado que sesiones intensivas de meditación a lo largo de semanas disminuían notablemente la presencia de dolor físico en las personas, ahora se prueba que incluso sesiones espontáneas lo pueden lograr. Y si tomamos en cuenta que la mayoría de las personas no tienen el tiempo o voluntad de enrolarse disciplinadamente en la práctica de la meditación, la buena noticia es que los beneficios tangibles de la meditación ya incluyen también a los practicantes esporádicos.