Cuando uno escribe sobre Neurociencia corre el riesgo de dar la falsa impresión de que el cerebro es una especie de artefacto divido en módulos perfectamente delimitados donde cada área tiene asignada una función concreta. Si uno daña el hipocampo, por ejemplo, se altera la memoria; si se toca el lóbulo frontal se afecta a la personalidad; y si se quita la amígdala, se elimina la respuesta del miedo. Pero las cosas no son ni mucho menos tan sencillas.
El equipo de la doctora Aurélie Richard-Mornas, del hospital universitario de Saint-Étienne (Francia), publicaba hace unas semanasen la revista Neurocase un caso que cambia bastante lo que conocemos sobre algunas áreas cerebrales. El trabajo relata el caso de una mujer a la que, para curar la epilepsia del lóbulo temporal, tuvieron que extraer la amígdala, es un núcleo del cerebro asociado habitualmente a la respuesta del miedo y las emociones. Su respuesta a la ausencia de este núcleo ha sido la contraria a la que se suele encontrar en el resto de pacientes: ha desarrollado una capacidad muy por encima de la media para la empatía y se pone sistemáticamente en el lugar de los demás.
Otros casos en los que al paciente se le ha extirpado esta pequeña zona del cerebro han dado como resultado una pérdida de la capacidad para interpretar las emociones y las expresiones faciales de las otras personas, y en casos extremos han tenido como consecuencia que la persona pierda por completo la sensación de miedo. Pero la respuesta de "híper-empatía", como se denomina técnicamente, no se había conocido.
La mujer, que fue operada hace 13 años, dejó de tener ataques epilépticos y vivió un "aumento espectacular de las emociones", según los científicos. Su capacidad para ponerse en el lugar del otro tiene incluso efectos físicos y siente arcadas o taquicardias cuando ve a otros experimentando tristeza o enfado. Estas reacciones le suceden no solo en persona, sino cuando ve las emociones de otros en televisión o las lee en una novela, según el estudio.
La paciente también describe un aumento de la capacidad para descifrar los estados mentales de los demás, y ante los diferentes tests de empatía, los científicos encontraron que estaba muy por encima de los sujetos que sirvieron de control y que era excepcionalmente buena analizando lo que sentía una persona viendo simplemente una fotografía de sus ojos.
¿Qué nos dicen este tipo de casos sobre el funcionamiento del cerebro? Que, como siempre, resulta ser mucho más versátil y plástico de lo que pensamos y otras áreas cerebrales adyacentes a las dañadas son capaces de asumir las funciones presuntamente desaparecidas. El equipo de la doctora Richard-Mornas cree que, en ausencia amígdala, otras zonas del cerebro se han organizado y han asumido esta función y esta extraordinaria respuesta.
"Lo que estamos descubriendo", asegura el doctor Joseph Sirven, de la clínica Mayo en Arizona, "es que no hay solo una correlación anatómica de las emociones. Más bien resulta que emociones complejas como la empatía, la esperanza, etc. pueden tener lugar como resultado de la interacción compleja de varias áreas del cerebro, y la amígdala es otro más".
Fuente:Yahoo! España.