El mayor terror de los fumadores a la hora de fantasear con dejar el tabaco es que piensan que engordarán mucho. Y tienen razón.
La nicotina activa un pequeño grupo de neuronas en una parte del hipotálamo que le indica al cuerpo que ya ha ingerido suficiente comida.
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"Desafortunadamente, el fumar hace perder peso", dijo Marina Picciotto, profesora de psiquiatría, neurobiología y farmacología, en un artículo sobre el tema en la prestigiosa revista Science. "Muchas personas dicen que no van a dejar de fumar porque van a aumentar de peso. Finalmente, nos gustaría ayudar a la gente a mantener su peso corporal y quizás ayudar a los no fumadores que están luchando con la obesidad".
Picciotto es una experta en la función de los receptores nicotínicos situados en la superficie de las neuronas. Los receptores nicotínicos de acetilcolina tienen muchas funciones, y en el cerebro son los principales objetivos de la nicotina. Yann Mineur, un científico investigador asociado, estaba investigando un fármaco potencial para la depresión que actúa sobre estos receptores cuando se dio cuenta de que los ratones que recibieron el medicamento comían menos que los que no recibían la medicación.
En una serie de experimentos, los investigadores encontraron que el fármaco experimental activa un tipo específico de receptor de nicotina, que a su vez activa el subconjunto de neuronas en el hipotálamo, llamadas células proopiomelanocortina. También mostraron que estos receptores son de un tipo diferente a los conocidos para desencadenar el ansia de consumir tabaco en los fumadores.
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Todo muy lindo y adecuado, pero da la sensación de que los científicos siempre recurren a algún tipo de potente droga para solucionar un problema que, quizás -y lo digo desde la más profunda ingenuidad-, pueda resolverse sin reemplazar una droga (la nicotina) por otra.
Por ejemplo, cambiar hábitos alimentarios y de conducta puede ayudar en esta cruzada contra el tabaco.
Mantenerse activo: aumenta los niveles de serotonina y dopamina. Bailar, caminar, hacer ejercicio, andar en bicicleta, cosas sencillas.
Evitar las dietas extremas: reemplazar alimentos es una gran opción. En lugar de pan, chocolates o dulces para calmar la ansiedad, consumir frutas o verduras como zanahoria. Beber mucha agua. Incluso cambiar la forma en que se desayuna o se almuerza. Hay algunos alimentos que están mucho más asociados con las ansias de fumar que otros.
Finalmente, si todo esto no funciona, entonces sí, consultemos a un médico y pidamos ayuda farmacológica.