La fatiga extrema que experimentan muchos deportistas, se origina en el cerebro, que es el encargado de ponerle freno al exceso de actividad física.
Como bien sabemos, realizar deporte nos ayuda a mantenernos en forma y nos produce una gran sensación de bienestar general, porque aumenta la serotonina, el neurotransmisor relacionado con el buen estado de ánimo.
Ejercitar los músculos tiene también posee grandes beneficios para el cerebro, ya que ayuda a estimular la creación de neuronas nuevas en estructuras tan importantes como el hipocampo, el guardián de la memoria.
No obstante, un exceso de ejercicio físico también tiene una cara negativa ya que puede causar estrés, algo que compromete seriamente la vida de las células cerebrales, causando un estado de fatiga que si se lleva a un extremo puede dar lugar a que por ejemplo, un atleta de maratón, pueda derrumbarse unos metros antes de llegar a la meta.
Investigadores de la Universidad de Copenhague han descubierto recientemente que cuando el organismo se siente al límite, tras una jornada de intensa y prolongada actividad física, el cerebro tiene mucho que ver.
La serotonina es la encargada de activar los músculos, pero también puede actuar frenándolos, algo así como una medida de seguridad que el cerebro pone en marcha para impedir que éstos se vuelvan hiperactivos.
Curiosamente, se ha conseguido llegar a esta conclusión gracias a un estudio realizado con tortugas. Tras finalizar un ejercicio prolongado, se reduce la fuerza en parto por falta de glucógeno muscular y por fallos entre las uniones que hay en las fibras nerviosas y los músculos.
Además de la fatiga muscular, hay otro factor que tiene lugar en el sistema nervioso central. Es por ello, que a este estado de cansancio llevado a un nivel extremo se conoce como “fatiga central”, que origina una disminución de la capacidad para que las fibras del músculo se contraigan correctamente durante la actividad física y tiene lugar de forma independiente a la fatiga muscular.
La serotonina actúa como un freno y acelerador
La fatiga central está vinculada con un incremento de la serotonina en el cerebro. Es por este motivo que las personas que toman medicamento para la depresión se fatigan antes, ya que éstos fármacos aumentan los niveles de éste transmisor para paliar los síntomas depresivos y mejorar el estado de ánimo.
A favor de esta hipótesis está el hecho constatado en animales de que una inyección de triptófano, el aminoácido precursor de la serotonina, aumenta el agotamiento ligado a la actividad física.
Los investigadores afirman que siempre han sabido que la serotonina se libera al realizar ejercicio físico, y de hecho, ayuda a seguir adelante.
Sin embargo, aún no está muy claro el papel que juega concretamente esta sustancia en relación con la fatiga central. Lo único que se sabe es que niveles excesivos de serotonina da lugar a este mecanismo de frenado en el cerebro.
La serotonina actúa como un acelerador pero a la vez actúa como un freno si el nivel de actividad física llega a ser excesiva.
Nuestro cerebro se comunica con nuestros músculos usando neuronas especiales llamadas motoneuronas. Cuando estas motoneuronas se activan, aumentan la serotonina.
Sin embargo, si se produce un exceso de serotonina y ésta se desborda, su actividad llega a ser local en las uniones entre neuronas y puede llegar a lugares más lejanos, como el segmento inicial del axón de las neuronas, que conduce los impulsos nerviosos y los bloquea.
Este mecanismo de frenado hace que un exceso de serotonina vuelva hiperactivas a las motoneuronas y disminuye el exceso de actividad muscular perjudicial.
Posibles aplicaciones terapéuticas
La hiperactividad de las motoneuronas están en el punto de mira de diversas patologías como la rigidez muscular, parálisis cerebral o los espasmos musculares. De hecho, los expertos creen que a largo plazo, este hallazgo podría usarse para crear fármacos contra estos síntomas.
Este hallazgo también podría explicar por qué las personas que toman antidepresivos se sienten a menudo más cansadas. Además permitirá dar un paso más en la lucha contra el dopaje, ya que será más fácil identificar qué métodos pueden usar los deportistas para evitar la fatiga central y puedan realizar un esfuerzo más allá de lo que es naturalmente posible.