El sistema es muy sencillo, a partir de unas botellas de plástico construimos un cultivo hidropónico. Las botellas se cuelgan del revés unas sobre otras, introduciendo el cuello de botella en la base de la siguiente. Una mejora en ese sentido es colocar un tubito que vaya del tapón directamente a la maceta que contiene las raíces, así nos ahorramos rociar la planta y ensuciar las hojas (menos fotosíntesis).
Con la ayuda de una bomba de agua se sube el agua de la última botella, colocada del derecho claro, hasta arriba dónde deberíamos colocar otro depósito que distribuya el agua si tenemos más de una columna.
Ponemos el sustrato, que puede ser desde bolas de arcilla a sustrato de coco, en unas pequeñas macetas de rejilla. La botella debe estar perforada en la parte superior para dejar pasar las hojas de la planta y hay que pintar la parte inferior para proteger las raíces de la luz.
El último consejo es tener en cuenta la orientación hacia el sol de la ventana.
Fuente: www.evolucionverde.es