La fibromialgia es una enfermedad crónica generalizada, de motivo aún desconocido, que afecta al 2 % de la población adulta mundial, siendo más frecuente en mujeres que en hombres. Aunque no es lo más habitual, en determinadas ocasiones, puede atacar también a los niños.
Esta patología fue ignorada por varios años, hasta que en 1992 la Organización Mundial de la Saludla reconoció como enfermedad. Segúnla Asociación Nacional de Fibromialgia de los Estados Unidos, se estima que un diagnóstico certero puede demorar un promedio de hasta cinco años, debido a la complejidad de sus síntomas.
Aquellas personas que sufren esta afección suelen presentar dolor en los músculos y en los huesos de manera generalizada, un malestar que no puede ser explicado por la presencia de trastornos degenerativos o inflamatorios. La mayoría de ellas sufren los trastornos del sueño, el cansancio, la rigidez articular y la sensación subjetiva de hinchazón, trastornos psíquicos (como ansiedad y depresión), síndrome del intestino irritable, dismenorrea y otros indicios.
Las personas acuden al médico principalmente por la aparición de estas dolencias, por lo que muchas veces puede ser confundida con una enfermedad reumática, empleándose medicamentos para el dolor como analgésicos, antiinflamatorios o corticoides, protocolos de tratamientos que no son efectivos en estos casos.
Quienes sufren de fibromialgia no necesariamente deben permanecer en reposo, aunque en situaciones de exacerbación de los síntomas pueden encontrar dificultades para realizar su trabajo habitual.
Es indispensable tener en cuenta el fuerte impacto que este trastorno tiene en la calidad de vida de los pacientes, ya que impacta en la movilidad física, estado de ánimo general, la memoria y la motivación para realizar diversas actividades; así como en sus finanzas y sus relaciones familiares y personales. Por eso, un diagnóstico precozde este mal, que es benigno y de evolución crónica, y el seguimiento adecuado mejoran notablemente el tratamiento de esta alteración.