Excelentes resultados ofrece en las diarreas infantiles y es uno de los tratamientos más empleados en las gastroenteritis de los lactantes.
Por su riqueza en fibras, pectina y lignina, tiene un particular efecto en la flora intestinal, disminuyendo bacterias e incrementando la flora de lactobacilos.
Por su parte la pectina, ampliamente conocida como espesante, tiene otras propiedades: además de laxante es coagulante, bactericida, preventiva del cáncer, reduce el colesterol, ayuda a la formación de las membranas celulares, elimina metales pesados y sustancias radioactivas del organismo, y protege la mucosa intestinal.
Recientes estudios demuestran la gran efectividad de la harina de algarroba contra úlceras, diarreas infantiles e infecciones intestinales. Sus fibras cumplen un triple efecto: convierten el líquido en gel coloidal, distienden las paredes intestinales y estimulan un correcto peristaltismo que elimina las contracciones dolorosas.
El tanino, uno de sus componentes considerado un producto tóxico, está siendo ahora revalorizado como antioxidante y potente protector. Pertenece al grupo de los polifenoles y se investiga su acción como neutralizante de las nitrosaminas, refuerzan los capilares, son antiinflamatorios y antirreumáticos.
La harina de algarroba, sin duda, comenzará a ocupar en nuestras ciudades el lugar que, por derecho propio ya tiene desde tiempo inmemorial en nuestros campos.
Como todo alimento natural, resulta un verdadero placer utilizarlo en la preparación de distintos postres. Su olor suave y cálido nos recuerda las familias que trabajan en su recolección que sin duda lo hacen todos unidos, recitando viejas plegarias o cantando tradicionales melodías en agradecimiento al Árbol por excelencia: el algarrobo.
Por su riqueza en fibras, pectina y lignina, tiene un particular efecto en la flora intestinal, disminuyendo bacterias e incrementando la flora de lactobacilos.
Por su parte la pectina, ampliamente conocida como espesante, tiene otras propiedades: además de laxante es coagulante, bactericida, preventiva del cáncer, reduce el colesterol, ayuda a la formación de las membranas celulares, elimina metales pesados y sustancias radioactivas del organismo, y protege la mucosa intestinal.
Recientes estudios demuestran la gran efectividad de la harina de algarroba contra úlceras, diarreas infantiles e infecciones intestinales. Sus fibras cumplen un triple efecto: convierten el líquido en gel coloidal, distienden las paredes intestinales y estimulan un correcto peristaltismo que elimina las contracciones dolorosas.
El tanino, uno de sus componentes considerado un producto tóxico, está siendo ahora revalorizado como antioxidante y potente protector. Pertenece al grupo de los polifenoles y se investiga su acción como neutralizante de las nitrosaminas, refuerzan los capilares, son antiinflamatorios y antirreumáticos.
La harina de algarroba, sin duda, comenzará a ocupar en nuestras ciudades el lugar que, por derecho propio ya tiene desde tiempo inmemorial en nuestros campos.
Como todo alimento natural, resulta un verdadero placer utilizarlo en la preparación de distintos postres. Su olor suave y cálido nos recuerda las familias que trabajan en su recolección que sin duda lo hacen todos unidos, recitando viejas plegarias o cantando tradicionales melodías en agradecimiento al Árbol por excelencia: el algarrobo.