En la navidad pasada me regalaron una pequeña lata de manteca de karité (shea butter). Aunque suena a producto culinario —en África lo es—, se trata de un hidratante para piel ultra reseca, como la de mis pies. Quedé sorprendida de su efectividad desde la primera aplicación. Hacía tiempo que veía el producto en las tiendas, pero me había faltado curiosidad para explorar sus beneficios. Así que busqué algo sobre esta maravilla de la naturaleza y espero, con este post, hacerle justicia.
Si pica, si se siente áspera y tirante, si tiene llagas o úlceras, entonces se trata de una piel sensible y reseca. Quienes la padecen, saben que en temporada de frío o de secas la situación empeora. Para ellas y para las que padecemos pies o codos de elefante, los productos con manteca de karité son ideales, ya que su fórmula ultra nutritiva puede ayudar a reparar hasta las pieles más sensibles.
El karité ha sido utilizado desde hace miles de años por las mujeres en África para hidratar, regenerar, reafirmar, relajar y aliviar la piel y el cabello. La manteca se extrae de la nuez de karité y su calidad depende de su fabricación. Mejor conocido como "el árbol de manteca" o "mantequilla", el karité es un árbol que puede vivir hasta doscientos años. Su presencia se extiende en un territiorio de más de 5000 km cuadrados, desde Senegal pasando por Uganda y Etiopía (aunquedicen los expertos que el mejor karité viene de Burkina Faso). Los servicios ecológicos que presta son muchos, ya que además de su fruto, es una planta que detiene la erosión y favorece la plantación de cultivos.
Las abuelas en África utilizan la manteca de karité para un sinfín de propósitos, entre los más importantes, la cocina y la belleza, aunque también se usa para hacer velas, aceite y combustible. En el ámbito de la cosmética es ideal para dar masaje a los pies con heridas después del trabajo en el campo, también para reparar el cabello reseco y cuidar la piel de las mujeres embarazadas. En este lado del mundo se utiliza de la misma forma pero con el añadido de algunas gotas de aceites esenciales.
Actualmente numerosas marcas de cosméticos procesan la manteca de karité para obtener productos de belleza, desde crema hidratante, hasta tratamientos antiedad, jabón de baño, mascarilla capilar y bálsamo para labios. Y es que sus beneficios son innumerables, sobre todo para quien vive en climas extremos ya que, además de ser hidratante, funciona como un poderoso protector al crear una película que retiene el agua e impide la deshidratación cutánea.
La manteca de karité es una fuente importante de "vitamina F", que no es una vitamina como tal sino que se trata de un término para designar a un grupo de ácidos grasos insaturados (omega 3, omega 6, ácido linoléico). Estos compuestos son indispensables para funcionamiento de las membranas y el núcelo de las células.
Para quienes se pregunten por el precio, hay que decir que no es un producto barato como las lociones industrializadas que se compran en el supermercado. La manteca de karité (pura, sin olor ni color añadido) es cara, pero al ser un producto concentrado puede durar varios meses más que una loción económica y es mucho más efectiva. Ahora que si uno la consigue en otras presentaciones, el precio puede bajar un poco.
Un plus: responsabilidad social
Al consumir los productos hechos a base de manteca de karité no sólo obtenemos beneficios a nivel personal, también estamos contribuyendo a dar trabajo bien remunerado a cientos de mujeres en el África. Las mujeres son las únicas autorizadas para recolectar el fruto de esta planta, considerada sagrada. La colecta (sólo se usa lo que cae al suelo) y el procesamiento de la nuez se dan en el marco de proyectos de desarrollo sustentable (como Prokarité o Sontaaba Women's Group) en el que se otorgan micro créditos y se apoya a agrupaciones de mujeres para la comercialización de los productos y la materia prima.
Al consumir los productos hechos a base de manteca de karité no sólo obtenemos beneficios a nivel personal, también estamos contribuyendo a dar trabajo bien remunerado a cientos de mujeres en el África. Las mujeres son las únicas autorizadas para recolectar el fruto de esta planta, considerada sagrada. La colecta (sólo se usa lo que cae al suelo) y el procesamiento de la nuez se dan en el marco de proyectos de desarrollo sustentable (como Prokarité o Sontaaba Women's Group) en el que se otorgan micro créditos y se apoya a agrupaciones de mujeres para la comercialización de los productos y la materia prima.