Monday, November 5, 2012

Portafolio Plus Cuando la médula ósea ‘busca’ un reemplazo

La sangre es la fuente de vida y a veces no se produce naturalmente, por diferentes circunstancias.

En Colombia, aproximadamente 150 personas esperan un trasplante de médula ósea, que es la única esperanza que tienen para que en esas células madre se produzcan la sangre que el organismo necesita cada segundo.
Aliento de vida como el que recibió hace cinco meses Jineth Vargas, de 12 años, quien sufría de anemia de Falconi, una afección congénita que le impedía producir las defensas necesarias, lo que le exigía vivir con trasfusiones de sangre cada semana. Ella se convirtió en el paciente 1.000 en recibir un trasplante de médula ósea en la Clínica de Marly, caso presentado esta semana.

En el país este avance médico también ha sido exitoso para “tratar pacientes con patologías malignas de la sangre o a quienes reciben tratamiento de quimioterapia, debido a que esta puede llegar a afectar la médula, y en casos congénitos”, explica Enrique Pedraza Mesa, jefe y miembro fundador de la Unidad de Trasplantes de Médula Ósea de la Clínica de Marly, Bogotá.
Primero que todo, para que se pueda realizar el trasplante es necesario que el donante tenga la suficiente compatibilidad con el receptor. Un caso se da cuando la médula se saca del mismo paciente (autólogo), días antes de recibir el tratamiento intensivo de quimioterapia y después se pone de nuevo en la persona.

En el segundo, se toma el tejido de alguien más, que pueden ser un pariente (alogénico relacionado) o particular (alogénico no relacionado).

“Cuando se va a realizar un proceso de donación analizamos el grado de compatibilidad entre el que dona y el receptor, mediante pruebas del HLA, que es como nuestro código de barras, por lo que hay una probabilidad de aproximadamente 255 de compartirlo con los hermanos y un aproximadamente 15% con los padres”, señala Carlos Andrés Portilla, hematólogo pediatra del Centro Médico Imbanaco, en Cali.

En el caso de Jineth, la donante fue Jenny, su madre, quien recibió, antes, un tratamiento para aumentar su número de células madres. Entre tanto la niña se sometía a una quimioterapia intensiva que destruiría la sangre dañada y ‘abriría una camita’ a las células nuevas.

Solo uno de cada tres enfermos tienen donante familiar, en los demás, “toca acudir a los externos, quienes pueden donar su médula ósea o células madre de cordón umbilical”, asegura Juan Manuel Herrera, hematólogo del Centro Médico Imbanaco.

EL DÍA CERO

El día del trasplante lo denominan los especialistas como día cero, porque para los pacientes representa un renacer, otra oportunidad de vida: se escribe el último capítulo de una historia de batallas y sufrimiento y se inicia otra historia de perseverancia y autocuidado.

El proceso terapéutico consiste en inyectarle al paciente las células madre vía intravenosa, para que se implanten en sus huesos, se reproduzcan y empiecen a cumplir con la función de reproducir glóbulos blancos, rojos y plaquetas.

Las complicaciones inician luego de la infusión de las células madre, ya que la persona queda susceptible a adquirir cualquier tipo de infección, porque su sistema inmunológico está débil.

“Por eso quedan hospitalizados en un ambiente estéril y son evaluados constantemente”, dice Portilla.

LA EFECTIVIDAD DEL TRATAMIENTO DEPENDE DE LO AVANZADO DEL MAL
Pese a que no es fácil conseguir un donante de médula ósea compatible, los resultados de los procedimientos hechos en Colombia han sido muy positivos, como se refleja al ver hoy el rostro alegre de Jineth Vargas, de 12 años,
Ella le ganó la batalla a su enfermedad, y en compañía de su oso de peluche Motas, soportó todo el proceso.

Es más, cuentan sus médicos, que “ella decidió que el que padecía todos sus males era su amigo inseparable. Motas”.

En general, “la eficacia del proceso terapéutico depende de la enfermedad y de su estadía. Hay afecciones que si se manejan temprano tienen un 80% de posibilidad de cura, pero si es, por ejemplo, una leucemia aguda, la posibilidad es del 50%”, anota Juan Manuel Herrera, hematólogo del Centro Médico Imbanaco, en Cali.

En una junta médica es donde determinan, por medio del estudio de la historia clínica del paciente, si es conveniente o no realizar este tratamiento.