Apio: Apio de Agua, Palustre o Panul. Ingrediente esencial en todos los caldos y recetas depurativas, junto con la cebolla, la ortiga, la col y el limón. El aceite extraído de las semillas y de la raíz, tiene fama de ser afrodisíaco.
El apio silvestre es propio de los terrenos salitrosos de las costas de Europa. Cultivado en todo el mundo.
En cuanto a sus propiedades e indicaciones podríamos decir que toda la planta contiene un aceite esencial que actúa sobre los riñones, glucoquininas, un glucósido (apiína) cumarina, y oleorresina, además de sustancias nitrogenadas y vitaminas B y C.
Estas son sus propiedades:
Diurético y depurativo: favorece la eliminación de orina, y con ella, la de residuos tóxicos del metabolismo, como la urea y el ácido úrico. Dice Font Quer que “hace mear al más reacio”. Conviene a los que padecen algún grado de insuficiencia renal, gota o artritismo, así como en caso de litiasis urinaria (piedras en el riñón). Además, es ligeramente febrífugo.
Aperitivo y tonificante: comunica una sensación de bienestar y vitalidad. El jugo de apio resulta de gran utilidad como tonificante general y remineralizante, asociado a jugo de tomate, zanahoria y limón. Conviene a los que padecen agotamiento o depresión nerviosa.
Uso: en ensaladas las hojas y los tallos se toman crudos juntamente con otras verduras y hortalizas también crudas. Junto con la cebolla, son componentes fundamentales de todo tipo de caldos depurativos, los cuales se elaboran hirviéndolos con diversas verduras y hortalizas. Se prepara en infusión con 5-10 gramos de frutos por taza de agua; se toma una después de cada comida. También en decocción con 40 gramos de raíz por litro de agua; se ingieren 2-3 tazas diarias. Jugo fresco de las hojas y los tallos, obtenido en licuadora; sus efectos diuréticos y depurativos se potencian mezclándolo con zumo de limón.
Precauciones: las embarazadas deben evitar el apio, ya que puede provocar contracciones uterinas.