Hace por lo menos 3 meses que la hice, pero recuerdo perfectamente el sabor y la textura de esta deliciosa y diferente tarta.
El sabor es el del arroz con leche aromatizado con limón y sin canela, porque no la lleva. La almendra le aporta un toque que recuerda a la tarta de Santiago y su textura es densa, nada similar al bizcocho, por lo que aunque no tiene su esponjosidad, el resultado no te deja indiferente. Sin duda la repetiré.
Elaboración:
- Hervir 200 g. de arroz, en un litro de leche con una pizca de sal, hasta que se absorva todo el líquido.
- Retirar del fuego y añadir el azúcar, las almendras crudas trituradas y la ralladura de la cáscara de un limón.
- Dejar que la mezcla se temple y después añadir los cuatro huevos.
- Remover bien la masa y verterla en un molde de 24 cm. de diámetro untado con mantequilla y espolvoreado con pan rallado.
- Hornear a 200ºC durante 1/2 hora aproximadamente (depende del horno). La tarta estará lista cuando se forme sobre ella una fina costra dorada y al pincharla con una aguja o palillo, salga limpio.
Aunque tal y como está sale deliciosa, incluyo el truco que propone la autora para que esta tarta sea si cabe más sabrosa. Yo no pude probarlo porque carecía del ingrediente:
"Añadir al arroz dos (y no más de dos) amaretos desmigajados hacia el final de la cocción, antes de incorporar los demás ingredientes. ¡Imperceptibles pero irresistibles!"
Fotografías: Le Papillon Gris
Origen de la Receta: MammaMia. Edición de Cristina Bottari