Neurólogos de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, han informado del éxito de una nueva forma de deshacerse de los coágulos de sangre, potencialmente letales para el cerebro, de forma segura, sin necesidad de cortar el tejido cerebral o quitar pedazos grandes de cráneo.
El tratamiento, mínimamente invasivo, incrementa el número de pacientes con hemorragia intracerebral (HIC) que pueden vivir de manera independiente a los meses después del procedimiento.
Los investigadores presentaron sus resultados en la última International Stroke Conference, que tuvo lugar en Nueva Orleans. El estudio incluyó a 93 pacientes, entre los 18 y los 80 años, que recibieron, al azar, o bien el nuevo tratamiento o el tratamiento estándar. El estudio fue coordinado por la Universidad Johns Hopkins y los Centros de Revisión Quirúrgica de la Universidad de Cincinnati y la Universidad de Chicago. Todos los 93 pacientes fueron diagnosticados con HIC, una forma de embolia particularmente mortal o debilitante, considerada intratable quirúrgicamente en la mayoría de las circunstancias.
"La última forma intratable de accidente cerebrovascular puede, ahora, tener un tratamiento", afirma el líder del estudio, Daniel F. Hanley, profesor de Neurología en la Universidad Johns Hopkins, "si un estudio más grande prueba nuestras conclusiones, éstas pueden reducir sustancialmente la carga de accidentes cerebrovasculares en los pacientes y sus familias al aumentar el número de personas que pueden ser independientes después de sufrir un derrame cerebral".
La HIC es una hemorragia en el cerebro que causa la formación de un coágulo, a menudo causada por la presión arterial alta no controlada. El coágulo acumula la presión y filtra sustancias químicas inflamatorias que pueden causar daños irreversibles en el cerebro, a menudo con resultados de muerte o incapacidad extrema.
El estándar de cuidado para pacientes de HIC es el cuidado de apoyo general, normalmente en una UCI; y sólo el 10 por ciento se somete a craneotomía quirúrgica, más invasiva y arriesga, que consiste en extraer una porción del cráneo y realizar incisiones a través del tejido cerebral sano para alcanzar y eliminar el coágulo. Aproximadamente el 50 por ciento de las personas que sufren una hemorragia intracerebral mueren por su causa.
En los Estados Unidos sólo el 15 por ciento de los pacientes de embolia sufren HIC -aproximadamente entre 30.000 y 50.000 personas- y afecta, sobre todo, a asiáticos, hispanos, afro-americanos, ancianos y a aquellos que carecen de acceso a la atención médica. La forma más común de accidente cerebrovascular es un accidente cerebrovascular isquémico, que ocurre cuando una arteria que suministra sangre al cerebro se bloquea.
Los cirujanos realizaron este procedimiento mínimamente invasivo mediante la perforación de un agujero, del tamaño de una moneda, en el cráneo de cada paciente, cerca de la ubicación del coágulo; y, utilizando la técnica de tomografía computarizada, guiaron el catéter a través del agujero y directamente en el coágulo. El catéter se utilizó para el goteo de pequeñas dosis de la droga anticoagulante t-PA en el coágulo, para reducirlo, durante un par de días.
Una ventaja importante es que la cirugía mínimamente invasiva atacó el coágulo sin los efectos secundarios potencialmente dañinos asociados con la craneotomía. El abordaje mínimamente invasivo es, además, tan seguro como la terapia de apoyo general, que implica el control de la presión sanguínea, la respiración artificial, medicamentos para controlar la inflamación y la espera vigilante de que el coágulo se disipe por sí mismo.