Friday, October 25, 2013

Buen Provecho


El cuerpo humano es una maquinaria extraordinariamente compleja donde el aparato digestivo cobra especial importancia.
Qué consumimos y el modo en que lo hacemos es vital para su buen funcionamiento. Por ello, es necesario conocerla para poder comprender el verdadero sentido de saber cuidarse.
Es muy común oír a las personas quejarse de malestares relacionados con la digestión. Expresan que tienen sensación de asco, acidez, diarreas o pesadez. Cuando se sufren no hay que alarmarse, pero sí intentar remediarlos. Si se repiten a menudo, indican que algo no funciona bien. Si se descuidan, estos problemas pueden convertirse en úlceras, gastritis o colitis.
Eliminar los problemas digestivos del organismo depende del equilibrio entre lo que entra y lo que se elimina. Lo que verdaderamente influye en la salud, no sólo es lo que se come sino también cómo y cuándo se hace.
Comienza la digestión
El proceso digestivo empieza incluso antes de ingerir comida. El cerebro envía la orden de puesta en marcha al estómago en el momento en que la vista o el olfato son estimulados.
Una vez el alimento se encuentra en la boca empieza una de las fases más importantes de la digestión. Los dientes rompen la comida por fuera y la saliva la rompe por dentro. Este proceso ha de realizarse concienzudamente ya que es aquí donde se digieren los hidratos de carbono y los glúcidos. Por su parte las proteínas se digieren en el estómago.
Para poder hacerlo, el estómago tiene un ácido de gran poder abrasivo llamado ácido clorhídrico. Si la dieta es muy rica en proteínas, se produce más cantidad de este ácido, lo que puede llegar a dañar las paredes del estómago. Por otra parte, las preocupaciones, los disgustos y los problemas nerviosos, como el estrés, hacen que se produzca más ácido clorhídrico, causando malestares digestivos.
Organos Accesorios
Después de batidos y mezclados los alimentos en el estómago, estos pasan a la primera parte del intestino delgado llamado duodeno. Allí confluyen los líquidos del páncreas, el hígado y la vesícula biliar que, con los propios jugos intestinales, terminan de digerir los glúcidos y grasas.
Estos órganos son accesorios a la digestión, ya que su función aumenta o disminuye en consonancia a los alimentos ingeridos. Por ejemplo, si se han tomado muchas grasas, la vesícula biliar se contrae y libera más bilis de lo normal para poder digerirlas mejor.
Posteriormente será la flora intestinal la encargada de absorber los nutrientes de los alimentos que se ingieren. Su salud es esencial para la asimilación de todas las sustancias.
El último eslabón del proceso digestivo es la eliminación de la materia fecal. En esta fase se pone en funcionamiento el intestino grueso. Mediante unos movimientos peristálticos, las heces avanzan hasta su eliminación. Pueden llegar a estar entre seis y veinte horas antes de ser eliminadas. Cuándo se supera este tiempo de retención se produce el estreñimiento.
Baños y Digestión
A menudo se escuchan frases como, “hay que hacer la digestión antes de ir al agua”, o “se le ha cortado la digestión porque se ha bañado”. Aún siendo muy comunes estos comentarios, no se puede afirmar que el baño esté directamente relacionado con malestares digestivos.
El proceso de una digestión puede durar entre 24 y 48 horas. Paralelamente, están funcionando todas sus fases ya que se come de tres a cinco veces al día. Es decir que el estómago no para en ningún momento.
Sí es cierto que, después de comidas abundantes donde se mezclan diferentes tipos de alimentos se sobrecargan los órganos digestivos. Por lo tanto, no es recomendable someter al cuerpo a ningún esfuerzo físico o cambio brusco de temperatura, en estas situaciones.

Comer en exceso, demasiado rápido, estresados o abusar de alimentos con un gran contenido graso puede ser causa de indigestión y estreñimiento. Se trata de trastornos que no suele precisar de ningún tratamiento específico, sino que se soluciona con la adopción de ciertas medidas preventivas. Sobre todo, se trata de comer y beber despacio, tranquilamente y masticando bien los alimentos, evitando tragar exceso de aire, y tener una dieta rica en fibra.
La comida debería prolongarse un mínimo de media hora, y dejar una pausa entre el primer y segundo plato, así como entre éste y el postre.
Asimismo, se han de evitar las comidas muy copiosas y, en su lugar, realizar ingestas frecuentes (cinco o seis al día) no muy abundantes; lo ideal es quedarse a un paso de la sensación de saciedad absoluta. También resulta importante evitar las comidas excesivamente frías o calientes.
Qué nos conviene
Otro punto a tener en cuenta es evitar el exceso de alimentos o platos muy grasos: fritos y rebozados, o mal elaborados (con exceso de aceite), guisos y estofados grasos, salsas con exceso de grasa (nata, mantequilla, manteca, tocino, quesos fuertes...). Y optar por cocinar a la plancha, grill, horno, vapor...
También debe limitarse el consumo de bebidas con gas, que produce la sensación de hinchazón. El agua es la bebida más aconsejable para hacer una buena digestión, aunque tampoco debe tomarse en exceso durante las comidas.
Eliminar el alcohol y tabaco es básico porque aumentan la acidez del estómago, así como el café negro, que irrita las paredes del estómago. En su lugar se aconsejan infusiones de menta, anís, salvia o hinojo, o añadir unos granos de anís verde, hinojo o comino a una de manzanilla.
Existen alimentos que se deben consumir con ciertas precauciones para evitar molestias estomacales. Por ejemplo, es necesario cocer bien la pasta para que sea digestiva, se ha de evitar el pan recién horneado y las verduras flatulentas (col, coliflor, cebolla..) o consumirlas cocidas para evitar los gases. En cuanto a las legumbres, se deben tener en remojo más de ocho horas y romper el henvor a mitad de cocción, para que tampoco resulten flatulentas.
El estreñimiento, Resultado de una mala Dieta
Cada vez más personas sufren de estreñimiento, un trastorno que en muchos casos puede evitarse cambiando la dieta y algunos hábitos.
El estreñimiento que afecta de forma puntual a muchas personas suele ser provocado por alteraciones en el ritmo normal de vida, como viajes, situaciones de estrés, cambios en la dieta... Pero cuando dura más de la cuenta es importante indagar la causa. Las más frecuentes son una dieta pobre en fibra y rica en alimentos refinados, una ingesta insuficiente de líquidos, la inactividad física, descensos en cama prolongados, el embarazo, edad avanzada...
Aliados Anti-estreñimiento
Aunque es conveniente estudiar cada situación de forma individualizado, existen una serie de pautas dietéticas que pueden ser útiles en muchos casos:
ZUMOS DE FRUTA ÁCIDA. Como limón, naranja, manzana o ciruelas pasas puestas a remojo la noche anterior. Es preferble tomarlos en ayunas.

FRUTOS SECOS EN EL DESAYUNO. En cantidades moderadas. Por ejemplo: avellanas o almendras sin piel con un yogur de soja natural. Es importante procurar masticarlos bien.

VEGETALES EN LAS COMIDAS. A ser posible crudos o al vapor (ensaladas, hortalizas, verduras...). Una dieta rica en carne produce menos residuos.

FRUTA DESECADA. A media tarde se puede tomar fruta dulce con moderación: copos da avena y pasas u orejones cocidos en leche de almendras.

CEREALES INTEGRALES en el desayuno, comida y merienda. Son más nutritivos y favorecen el tránsito intestinal.

ACEITE DE OLIVA. Tomado en ayunas tiene un efecto lubricante en el intestino.

LÍQUIDOS ENTRE COMIDAS. Cuando ya se haya hecho la dígestión es aconsejable beber agua o zumos de fruta, preferentemente de la temporada.



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