Los alimentos pueden contener dos tipos de fibra de acuerdo a su solubilidad en agua: soluble o insoluble. Cada una de ellas tiene diferentes acciones en nuestro organismo. Conviene conocer las propiedades particulares de cada una, para aprovecharlas en el tratamiento de algún problema concreto.
La fibra soluble retarda la absorción de glucosa y resulta especialmente importante para el control del colesterol en sangre. Por su parte, la fibra insoluble acelera el paso de los alimentos a través del estómago e intestinos, previniendo el estreñimiento.
Si bien la mayoría de alimentos vegetales contienen ambos tipos de fibra, algunos son más ricos en un tipo que en otro. En una dieta equilibrada se recomienda mezclar ambos tipos de fibra.
Algunos alimentos ricos en fibra soluble son:
a) Cereales, especialmente integrales (avena, cebada, arroz integral, centeno, salvado de avena).
b) Legumbres (sobre todo guisantes, soja, habichuelas, habas).
c) Frutas (fresas, frambuesas, zarzamoras, manzanas ciruelas, peras, naranjas, limones, pomelos y nectarinas).
d) Verduras y hortalizas (brócoli, pimientos, remolachas, coles de bruselas, patatas, alcachofas, pepinos, berenjenas, espinacas, espárragos, chayote, tomates).
Algunos alimentos ricos en fibra insoluble son:
a) Frutas en general
b) Frutos secos y frutas deshidratadas (nueces, cacahuetes, dátiles, pistachos)
c) Pan de trigo integral, salvado de trigo
d) Verduras