Unos azúcares naturales que no son digestibles para el ser humano, permitirían estimular la producción de insulina
Además del conocido tequila, el agave contiene un producto
infinítamente más beneficioso para la salud que el potente destilado
alcohólico que se extrae a partir de sus hojas. La clave estaría en los «agaves», los singulares azúcares naturales (fructanos) que se encuentran en esta planta y que al no ser digestibles para el ser humano podrían actuar como una fibra dietética, sin elevar la glucosa en sangre. Pero además, estos fructanos, polímeros de fructosa derivados de la molécula de sacarosa, también tendrían reconocidos efectos prebióticos, como la mejora de la presencia de bifidobacterias en el colon, y de prevención de enfermedades intestinales.
Según explican los expertos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Biotecnología y Bioquímica Irapuato en
la Reunión Nacional de la Sociedad Química Americana que se celebra en
Dallas (EE.UU), con estos «agaves» se reducen los niveles de glucosa y
se aumentan los de GLP-1 (un péptido similar al glucagón tipo 1) pero igualmente se estimula la producción de insulina. Aunque los agaves contienen fructosa, utilizan largas cadenas ramificadas unidas entre sí que el cuerpo humano no puede asimilar, de modo que no afectan al azúcar en sangre, por lo que podrían servir para controlar la diabetes tipo 2.
En los estudios que se llevaron a cabo, se alimentó a un
grupo de ratones con una dieta estándar y se añadió estas sustancias a
su agua diaria. Pesaron los ratones diariamente
y comprobaron sus niveles de glucosa en sangre semanalmente. La mayoría
de los ratones que los tomaron comían menos, perdieron peso y sus niveles de glucosa en sangre se redujeron en comparación con otros edulcorantes como glucosa, fructosa, sacarosa, jarabe de agave y aspartamo.
«Los agaves, como otros fructanos que están hechos de
azúcar fructosa, son los mejores edulcorantes para mantener el
crecimiento de microbios saludables en la boca y el intestino», explica Mercedes G. López,
que también hace hincapié en que pueden ayudar a las personas a
sentirse más llenas, haciéndoles comer menos. Eso sí, continúa la
investigadora, «como el etanol del tequila proviene de la fermentación
de la glucosa y la fructosa generada después de cocinar las hojas de la
planta, los agaves se convierten en etanol, y por lo tanto no se encuentran en el producto acabado del tequila». Así que, cuidado con buscar efectos beneficiosos para la diabetes en la ingesta de la bebida alcohólica, que no los hay.
Los agaves derivados de la planta del tequila son además mejores que los edulcorantes artificiales porque no causan efectos secundarios, como el dolor de cabeza. El único inconveniente, termina Mercedes G. López, es que «su sabor no es tan dulce como el de los edulcorantes artificiales». No se puede ser perfecto.