Saturday, March 15, 2014

Con el paso de los años hay que mejorar el cuidado de los riñones


Muchas personas creen que con el paso de los años, los riñones empiezan a funcionar mal, en forma "natural", como fenómeno asociado a la vejez.
 
Esa creencia conduce a mucha gente a una conclusión más errónea aún, y peligrosa: "Si de todas maneras se deterioran los riñones y la enfermedad renal es inevitable; ¿para qué cuidarlos?"

Esta falacia es costosa porque, además, la enfermedad renal está asociada con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial y la diabetes, además del deterioro de la función renal –el filtrado de la sangre por los riñones– que por sí mismo es capaz, en su estadío más avanzado, de poner a la persona ante la necesidad de un trasplante o un tratamiento de diálisis para continuar con su vida. 

Sin embargo, el conjunto de factores que lesionan al riñón y favorecen el deterioro de su función, son en gran parte prevenibles. Y por eso es clave el cuidado de los riñones, a toda edad, pero cobra mayor importancia cuando se hace tempranamente.

"El transcurso de los años trae consigo un cierto deterioro natural de la función renal , y que no necesariamente representa un riesgo para su salud si se cuida y observa medidas de prevención –sostiene el doctor Felipe Inserra, médico nefrólogo y Director de Programas de Salud Renal de Fresenius Medical Care Argentina.

"La mayoría de los pacientes añosos tienen una función renal que es normal para su edad, sólo que si se pretende que sus parámetros de referencia sean los mismos que para los más jóvenes, se termina haciendo un diagnóstico errado, porque se confunde el envejecimiento de los riñones que se produce junto al resto de los órganos con la enfermedad renal".
"También es cierto que cuando existe enfermedad renal crónica avanzada el proceso de envejecimiento del organismo se acelera notablemente, otro de los motivos por el cual debemos evitar o retardar la pérdida de la función renal".
DIA MUNDIAL

Con motivo de concientizar sobre estas temáticas, cada 13 de marzo (como todos los segundos jueves de cada año) se conmemora el Día Mundial del Riñón, jornada instituida a nivel internacional por la Federación Internacional de Fundaciones del Riñón (IFKF) y la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN), con el objetivo de concientizar a toda la población acerca de la importancia de la salud renal y de la prevención de la enfermedad renal crónica, que afecta en promedio a 1 de cada 10 personas en los países industrializados.

ENVEJECIMIENTO NATURAL

"Uno de los puntos centrales de la campaña de este año es dejar en claro que el envejecimiento es natural y ahí no hay nada que prevenir, pero que la enfermedad renal y los graves riesgos que ésta implica sí se pueden prevenir y controlar", destaca Inserra.

La enfermedad renal crónica es una afección silente, que avanza sin dar síntomas que el paciente pueda sentir. La manera clínica de diagnosticarla es la medición de la creatinina en sangre y la búsqueda de la pérdida de proteínas por el riñón. 

La creatinina en sangre tiende a disminuir en los ancianos, porque depende en parte de la masa muscular que esta disminuida en ellos. Debido a esto último este marcador pierde parte de la efectividad que tiene en jóvenes y adultos para evaluar el grado de función renal, por lo que luego de los 70 años se aconseja medir la depuración o aclaramiento renal de creatinina. 

"De todas maneras en ausencia de otros marcadores clínicos de daño renal, como podría ser la albuminuria y la hipertensión arterial no controlada, la disminución moderada de la función renal representa un riesgo de progresión relativamente bajo –aseguró el Dr. Enrique Dorado del Programa de Salud Renal Fresenius Medical Care Argentina–. Pero si el filtrado fuera menor a 45 mililitros por minuto, y más aún si hubieran otros factores de riesgo, conviene implementar una estrategia particular para evitar la progresión del daño renal". 

FACTORES DE RIESGO Y PREVENCIÓN

La edad es un factor de riesgo para la enfermedad renal crónica. De hecho en la población de entre 30 y 59 años de EE.UU. y Canadá hay un promedio de prevalencia del 7,2%, mientras que de los 60 años en adelante los valores trepan al 23% en EE.UU. y al 35% en Canadá. 

Pero no es un factor de riesgo necesario, ni suficiente, como lo demostró en 1993 un estudio del doctor D. Fliser publicado en el Journal of the American Society of Nephrology, al hallar que en ausencia de hipertensión arterial y con una dieta normal en proteínas, no hay progresión del daño renal.

Los mecanismos que participan del deterioro de la función renal no son exclusivos de la edad: son el "combo" entre diabetes, hipertensión arterial, dislipemia y obesidad (que producen un cuadro de alteraciones orgánicas conocido como "síndrome metabólico"), el tabaquismo, el estrés oxidativo, el sedentarismo, una lesión renal aguda agregada. 

Las medidas de prevención tanto del deterioro vascular como de la pérdida de función de los tejidos del riñón pasan por mantenerse activo y con un peso saludable, una dieta baja en sodio y adecuada en proteínas y grasas, el tratamiento precoz de la hipertensión arterial, el control de la glucosa en las personas diabéticas y el tratamiento médico cuando haga falta con drogas bloqueantes del sistema renina-angiotensina.

Otras medidas generales que ayudan a prevenir la enfermedad renal son la lucha contra el sedentarismo mediante un programa de ejercicios físicos adecuado, el consumo de alimentos que contengan antioxidantes (como las verduras de hoja y hortalizas como la zanahoria), evitar el cigarrillo, y ser sumamente cuidadosos con el consumo de medicamentos, especialmente los antiinflamatorios no esteroides (aspirina, paracetamol, ibuprofeno, diclofenac, por citar los más conocidos), que no por ser de venta libre dejan de ser nefrotóxicos si se usan indiscriminadamente.